Si la vagancia te está ganando, prueba estos trucos para ejercitarte y sentirte orgullosa de ti misma



“El cuerpo humano es un organismo creado para ser perezoso”, dice Stephen Price, fundador de SP&Co Fitness, para Psychologies. Y agrega: “siempre damos 20 % menos de nuestro potencial”, por lo que es muy difícil empujarse pasado este límite.

Pero varias personas están dando mucho menos. El factor fundamental porque la mayoría de la gente no hace ejercicio regularmente es el estrés, y la fatiga asociada a él. En casos de enfermedades mentales, como la depresión, este cansancio puede impedir que la persona haga tareas como levantarse de la cama o ducharse, dado que no encuentra la motivación para hacerlo.

Un artículo de TIME detalla un estudio que comprobó que hacer ejercicio de dos a seis horas por semana tiene los mejores beneficios para la salud mental (y no más). Sea cual sea tu situación, si encuentras difícil motivarte para ir al gimnasio o ponerte los tenis, estos consejos podrán serte útiles.
Para crear un hábito nuevo y sostenerlo en el tiempo, este no debe ser demasiado difícil, según Zen Habits, cuyo tema principal es la creación de hábitos saludables.
 Es importante que escuches a tu cuerpo y sepas ir de a poco. A la hora de crear una primera meta, elige una simple: 5 minutos de ejercicio al día. Sí, tan poquito. ¿Quién no tiene 5 minutos en su día? Luego, sin darte cuenta, esos 5 minutos pasarán a ser 10. Sal a caminar, o a trotar, si prefieres. Si no puedes o no quieres salir de tu casa, haz una serie de estiramientos. Ese pequeño hábito por sí solo puede dar paso a uno más grande. Pero, por ahora, concéntrate en cumplir esos 5 minutos.

Ejercita en tu casa

Si lo que te dificulta es vestirte y salir de tu casa para ir al gimnasio, tráelo hacia ti en lugar de intentar empujarte de ese límite. Descarga una aplicación o mira videos para encontrar una rutina a la que puedas apegarte, o simplemente camina rápido o corre dentro de tu sala de estar.

Planifica

Así como es importante apartar tiempo en tu calendario para fortalecer las relaciones con tus seres queridos, también lo es tener un momento del día para cuidarte. Escribe en tu agenda o pon un recordatorio en tu teléfono para recordarte qué días y en qué horario vas a hacer ejercicio, e intenta no dejarte de lado. Dales tanta importancia a estos planes como a los que harías con alguien más.

Consigue un acompañante

Si no puedes ajustarte a tus propios planes, probablemente te cueste decir que no a los que has hecho con otra persona. Trata de invitar a alguien de tu confianza, con quien no sientas vergüenza, a hacer ejercicio contigo. Les será más fácil motivarse si lo hacen entre ustedes. Hay estudios que comprueban que hacer ejercicio en grupo libera más endorfinas (cosa que te hará sentir mejor durante y después del ejercicio) y te motiva más para bajar de peso, de acuerdo a NBC News.

Prueba algo nuevo

Las personas suelen aburrirse de hacer siempre los mismos ejercicios. Si ya intentaste motivarte para salir a correr y no te ha servido, prueba anotarte a una clase de yoga o de baile. Los gimnasios suelen ofrecer una gran variedad de ejercicios, que seguro no habías ni imaginado que existen. Te será más fácil encontrar motivación para hacer una actividad de la que no tienes expectativas.

Cambia tu enfoque

Si tu enfoque siempre ha sido bajar de peso o tonificar determinados grupos musculares, lo más probable es que tu destino sea dejar el hábito de hacer ejercicio en algún momento. ¿Por qué? Las personas buscan felicidad a corto plazo, por eso es que muchas se refugian en el alcohol y las drogas, según Zen Habits.
Si tanto apego existe por los resultados a corto plazo, quizá el enfoque correcto para hacer ejercicio no sea el resultado a largo plazo (bajar de peso o cambiar la forma del cuerpo, dos objetivos que se consiguen con muchos meses de trabajo continuo), sino los efectos inmediatos del ejercicio. En ese sentido, es mejor concentrarnos en lo bien que nos sentimos luego de ejercitar, y, para motivarnos, saber que nos vamos a sentir bien y que no nos vamos a arrepentir.

Este cambio debe salir de una reflexión más profunda. Debes sentarte a pensar por qué no estás haciendo ejercicio, qué te detiene, cuáles son los problemas y cómo puedes afrontarlos. En este proceso te darás cuenta de que tienes algunas creencias que debes cambiar para poder liberar esas trabas mentales que te impiden salir a hacer ejercicio.
Por ejemplo, crees que ejercitarse es difícil, y que pasar un rato mirando redes sociales es más fácil y divertido. O crees que hacer ejercicio resultará cansado (cuando en realidad nos puede llenar de energía), y que acostarte a descansar será más placentero.

Cambia esas creencias por otras: “soy feliz cuando estoy afuera moviéndome”, “me siento más fuerte y tengo más energía cuando me ejercito regularmente”, “mi salud me importa más que lo que pasa en las redes sociales”.




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